El Teatro García Barbón, hoy Centro Cultural
Caixanova es uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad, si no el más
emblemático. Para explicar el origen del teatro debemos remontarnos a mediados
del siglo XIX, cuando se construyó el teatro Romea. Posteriormente se llamaría
teatro Cervantes y finalmente teatro Rosaía de Castro.
El 12 de febrero de
1904, la casa Viuda e hijos de Simón García y Compañía solicitó hacer
desaparecer el teatro y convertirlo en un centro de negocios comerciales, ya
que el teatro generaba pérdidas a sus propietarios. En una sesión
extraordinaria del Ayuntamiento, el problema se solucionó con la compra del
teatro por parte de Don José García Barbón, por la misma cantidad que
anteriormente se había pagado por el edificio, y con la venta de un solar de
José García Barbón, que quiso colaborar con la cultura a través de la
recuperación del teatro, es a quién debemos hoy en día el disponer de un
magnífico teatro.
Un año después
de morir García Barbón, el 8 de febrero de 1910 mientras se celebraba un baile
de carnaval un incendio destruyó el Teatro Rosalía de Castro. Para evitar que
perdiera el teatro, la familia del filántropo decidió encargar al arquitecto Antonio Palacios la construcción de un nuevo edificio que sirviera de
centro cultural integrando diversas
funciones como cinematógrafo, casino y teatro.
La obra comenzó en 1913,
tras la firma del proyecto por parte de Palacios, aunque ya en 1911 el
constructor Manuel Pérez Conde pide la licencia con un
plano de planta de Palacios para ir construyendo la cimentación.
En el proyecto
de Palacios se incluía una cubierta que no se llegó a realizar y que finalmente
se quedó en una terraza-mirador donde el casino organizaba bailes en verano.
Las obras finalizarían en
1926 pero su inauguración no se produce hasta el 23 de Abril 1927. La obra
habría de llevar el nombre de su promotor: Teatro García Barbón.
Este edificio fue el primer
gran encargo que realiza en Vigo y con él Palacios dejó una profunda huella en
la ciudad.
Se trata de un edificio
totalmente simétrico a un eje central siendo sus dos fachadas laterales
completamente idénticas.
La fachada principial, que
forma una planta elíptica con parte de los laterales, es la que está más
ornamentalmente tratada. La primera planta está separada de la planta baja por
corridos balcones abalaustrados y sirve de basamente a las columnas apareadas
de orden compuesto, sobre las que se asienta el arquitrabe, el friso y la
amplia cornisa. Entre las bases de las columnas se sitúan balconcillos
abalaustrados y sobre ellas triglifos también pareados y las metopas se adornan
con guirnaldas.
La fachada principal se
separa en tres tramos mediante grandes machones.
Las fachadas laterales
presentan mayor rigor formal y una mayor restricción ornamental, destacando la
gran superficie acristalada. Ambas fachadas se aligeran con los grandes vanos y
por el almohadillado del semisótano y planta baja.
El edificio está inspirado en la Ópera de Paris de Charles Garnier, como se puede apreciar en el tratamiento curvo de la fachada o la
arquitectura del frente de doble columnata, con sus huecos rectangulares y
redondos.
En la planta baja estaría
situado el vestíbulo principal, la escalera de honra y la sala de teatro de
planta circular. En la planta inferior del edificio, aprovechando el desnivel
del solar, se disponía la sala de cinematógrafo y un espacio destinado a
restaurante.
El lenguaje del edificio
responde al clasicismo-académico, con influencia también del eclecticismo
afrancesado.
La piedra
blanca y de grano fino fue traída de las canteras de Castrelos y se presenta
pulida en la fachada principal y elementos decorativos y abujardada en las
fachadas laterales.
Posteriormente
en 1984 el teatro fue recuperado por la entidad financiera Caixavigo (hoy
Caixanova) como centro cultural.
Para tal fin se
contrató al arquitecto Desiderio Pernas, que entre 1982 y 1984 dirige las obras
de remodelación. Se cubrió el edificio con una cubierta de cobre para acoger
una biblioteca en su interior. Esta cubierta no se pareció en nada a la que en
su día proyectó Palacios, lo que genero protestas entre algunos miembros de la
ciudadanía.
También se
colocaron las esculturas de los caballos de bronce de Juan Oliveira en los
manchones de la fachada principal y el resto de las figuras de piedra de Manuel
Buciños, alegóricas a la pintura, al teatro, a la escultura, a la literatura,
al cine y a la música.
El teatro-sala
de conciertos se amplió con capacidad para 994 personas y el auditorio con 475
plazas.
Hoy en día es uno de los
edificios más emblemáticos de la ciudad y uno de los más apreciado por los
vigueses. Situado en pleno centro de Vigo (calle Policarpo Sanz) cuenta con una
preciosa biblioteca y acoge numerosos acontecimientos culturales tales como
obras de teatro, danza, conciertos musicales, exposiciones...