El antiguo
Colegio Universitario de Vigo (conocido por los vigueses por el acrónimo de
CUVI), en la actualidad Facultad de Filología y Traducción, es el germen de lo
que hoy es la Universidad de Vigo.
El Campus de Vigo, vieja
reclamación de la sociedad viguesa, nace precisamente a raíz de las protestas
llevadas a cabo por las fuerzas vivas de la ciudad de Vigo para presionar a la
Universidad de Santiago de Compostela.
Finalmente la
Universidad de Santiago de Compostela cede y autoriza la creación de un centro
en el que se imparta el primer ciclo para la enseñanza de Filología, Ciencias
Económicas y Ciencias Químicas y Biológicas, pero aún dependiente de la
universidad compostelana.
Este
ilusionante proyecto recibe el lógico apoyo de la Caja de Ahorros Municipal de
Vigo, que financia el proyecto y encarga su diseño al arquitecto Desiderio
Pernas, con el que ya había trabajado con anterioridad en el Polígono de Coia.
El
emplazamiento escogido para llevar a cabo el proyecto es en el monte de Lagoas
- Marcosende. Esta decisión, causó gran controversia en su día y su eco aún
resuena en la actualidad.
Es cierto que
la localización está bastante alejada de la ciudad, pero la decisión parece
coherente si tenemos en cuenta que se basó
en una idea muy clara de lo que debía ser la relación entre universidad y
sociedad. La idea de campus de las universidades norteamericanas inspiradas a
su vez en las ciudades universatiras de Oxford y Cambridge fue lo que llevó a
los responsables a elegir los terrenos para el CUVI. Un campus, alejado del
caos de la ciudad, en plena naturaleza y con vida propia, es un lugar ideal
para dedicarse al estudio y la meditación.
El solar donde se levantaría el edificio
presentaba un gran desnivel. Este desnivel es resuelto por Desiderio Pernas
fragmentando el proyecto en varios edificios. Así, la difícil orografía, lejos
de ser un problema, dota de una gran personalidad al conjunto.
Cabe señalar cómo, una vez más, Desiderio Pernas hace que la naturaleza no desaparezca, sino
que sea soporte de su diseño.
La solución
ideada consiste en un edificio principal y tres pabellones para cada área
docente. Cada pabellón docente está conectado con los otros mediante corredores
porticados. Sin embargo, cada edificio transmite un carácter independiente
gracias a la distancia que los separa.
A su vez, cada pabellón,
tiene unos cuerpos distintos según su función, ensamblados por un vestíbulo.
Todos estos edificios son de
planta baja. No obstante, el desnivel del terreno provoca que no se alineen
como un plano continuo y se creen diferentes ambientes.
Esta diferenciación de
ambientes es la que da personalidad al edificio. La horizontalidad
característica del movimiento moderno se combina con una sucesión de patios
acristalados, jardines, corredores, espacios abiertos, vegetación, estancias
con luz natural, etc. que hacen que pasear por el interior y exterior del
inmueble sea una experiencia muy agradable.
El interior del
edificio, de un marcado carácter sobrio, está compuesto por una estructura
metálica y paramentos de ladrillo vista, que se vuelven de hormigón al
acercarse al suelo. Sin embargo frente a esta sobriedad se da el contrapunto de
los patios y jardines, que dan al conjunto una visión sosegada y atractiva.
El exterior
destaca por los forjados de coronación, horizontales y que muestran su cara
como una banda que termina cada volumen. Bajo las bandas, los huecos adquieren
alturas variables en función del uso que albergue para dar paso a la fábrica de
ladrillo cara vista. Este orden de bandas varía con cada situación de altura y
posición del suelo de los distintos sólidos con lo que el efecto es de un
conjunto de variaciones que no pierde la unidad.
Su disparidad de ambientes,
sus patios, sus jardines, su abundante luz natural,... hacen que su visita
resulte muy gratificante.