Hasta finales
de la década de los 60, la Avda. Cánovas del Castillo era una preciosa avenida
con una gran variedad de edificios que no superaban las tres alturas. Formaban
un conjunto elegante y armonioso que permitía que los edificios situados por
detrás también tuvieran vistas al mar.
Sin embargo, a
finales de los 60, la especulación inmobiliaria consiguió derribar la mayoría
de edificaciones y sustituirlas por bloques de edificios colmena de once plantas
de altura, que taponaron las vistas del barrio histórico haciendo efecto
pantalla.
Una de las
pocas edificaciones que se salvó de la picota fue el edificio de la Mala Real
Inglesa, construido por Jenaro de la Fuente y Domínguez en 1912.
Se trataba de
un edificio de granito, de estilo ecléctico y con una ampulosa decoración
ornamental.
A pesar de que
constaba de tan sólo una planta, debido a que el Ayuntamiento no le había
permitido más alturas para no perder las vistas del mirador de la Piedra, era
un edificio de una gran belleza.
Entre 1965-1969 se permitió añadir al
edificio, conservando el bajo, siete plantas con chapado de granito que no
tenían nada que ver con el edificio original.