Llegados a Vigo procedentes
de Santander, los Albo pronto
consiguieron hacerse un hueco en la industria conservera viguesa. Así,
impulsados por el gran momento que atraviesa el sector a partir de la guerra
civil, deciden construir grandes y modernos edificios de viviendas que
destinaron al alquiler. Era una forma de mostrar a la sociedad viguesa su
floreciente poder económico.
En 1940, debido
al trazado y pavimentación que se lleva a cabo a partir de la calle Urzáiz (lo
que es hoy la calle Gran Vía), en el número 2 del nuevo vial se consigue un
buen solar en el que la familia Albo contrata al arquitecto Francisco Castro Represas
para realizar el proyecto de su edificio de viviendas.
Castro Represas
era un arquitecto que propugnaba la nueva arquitectura racionalista. Pero
debido a la presión social, en muchas de sus obras tuvo que abandonar ese
estilo de arquitectura de vanguardia por uno acorde al gusto de la época: el
regionalista.
Precisamente
eso fue lo que le ocurrió con el edificio Albo. En un primer momento el
proyecto era de estilo racionalista, pero a lo largo de la construcción se va
modificando con incorporaciones de formas neobarrocas propias del regionalismo. Esto, unido a la falta de
hierro y cemento en los años de la postguerra, hace que la realización de la
obra no se concluya hasta 1949.
Con una planta baja con
elementos clasicistas como columnas toscanas y en el resto del edificio con
elementos neobarrocos como frontones barrocos partidos o cornisas molduradas,
aun así el conjunto del edificio tiene un predominio racionalista.
En el edificio
hay un claro dominio de la verticalidad en la esquina y la horizontalidad en
las fachadas.
La composición es simétrica con el eje central de esquina.
En esa época el
régimen franquista repudiaba las características de la arquitectura de
vanguardia. Sin embargo en este edificio se pueden apreciar unas cuantas: los
grandes vanos de esquina, los apaisados de las fachadas con esquinal curvo,
dintel para protección de las aguas,...
Por si acaso,
Castro realiza en lo más alto del edificio una reproducción de la famosa
escultura alada de origen griego "la
Victoria de Samotracia" (de Jesús
Picón) y una aguja.
La estatua, que
conmemora la famosa Victoria de Samotracia (una batalla naval), se encuentra en
el Museo del Louvre.
La situación privilegiada
que tiene el edificio en el arranque de la Gran Vía, unido a su forma piramidal
y el empleo de granito pulido de excelente calidad hacen que el edificio tenga
un aspecto distinguido y majestuoso.