Proyectado por el gran
Jenaro de la Fuente y Domínguez el 8 de septiembre de 1883 en el solar donde se
cruzan la calle Colón y la calle Príncipe, constituye junto al edificio
colindante de la calle Príncipe (proyectado por Alejandro Sesmero en 1886) un
bello conjunto arquitectónico.
Se trata de un edificio de
tres plantas con un eje de simetría central. La fachada principal constituye un
gran chaflán dividido en tres cuerpos por pilastras jónicas, que a su vez tiene
una ochava en cada esquina, con un solo vano y miradores de hierro forjado en
ellas.
El cuerpo
central presenta un almohadillado en la planta baja y está enmarcado con dobles
pilastras jónicas. De su cuidada decoración destaca un reloj rodeado de orlas y
guirnaldas flanqueado por dos bonitos jarrones sobre pedestales a cada lado,
situado en la coronación de la parte central.
La piedra
utilizada en la construcción del edificio no es de gran calidad y se ha
resentido con el paso de los años debido a la erosión de los agentes
atmosféricos.
Hace unos años
el inmueble fue rehabilitado. En su interior se instaló un conocido banco
español. A sus responsables no se les ocurrió mejor idea que la de añadir al
edificio una estructura de hierro horripilante en la que colocar bien grande el
nombre del banco. No fuera ser que alguien no se diera
cuenta.
Esta estructura alteró
notablemente la composición original del edificio y constituye hoy en día unos
de los mayores atentados arquitectónicos de nuestra ciudad.