En las últimas décadas
España vio como su geografía se llenaba de Auditorios y Palacios de Congresos.
De la treintena que había hace unos años se ha pasado a casi medio centenar. A
rebujo de estos edificios va ligada la construcción de hoteles que ofrezca
camas a los visitantes de reuniones, convenciones y congresos.
Los palacios de
congresos centran su actividad en la captación de eventos con los que atraer
visitantes de fuera de la región y que suelen gastar cuatro veces más que un
turista normal. Ciudades como Pamplona, León, Barcelona, Madrid, Bilbao,
Murcia, Oviedo, Santander o Santiago de Compostela cuentan con Auditorios y
Teatros que constituyen un referente importante de desarrollo social y
cultural, en los que se desarrollan congresos, exposiciones, ferias, actos
políticos y sociales, etc.
Es tal el negocio generado
por estos edificios que la mayoría de ellos están promovidos por las
Administraciones Públicas, regionales y locales.
Pero además de la vertiente
económica, con estas construcciones se busca crear iconos de las ciudades. Las
ciudades, convertidas en marcas, buscan edificios que se conviertan en hitos
urbanos. Ahí tenemos los ejemplos del Kursaal de San Sebastian, obra de Moneo,
o el Auditorio de Tenerife, obra de Santiago Calatrava, por citar algunos
ejemplos.
Promovido por
la Xunta de Galicia, el Auditorio y Palacio de Congresos de Beiramar nació con
el objetivo de potenciar el turismo congresual y de negocios en Vigo.
Con una población
aproximada de 300.000 habitantes, Vigo presenta un enorme potencial para
desarrollar este turismo congresual y de reuniones. Debido a la carencia de un
centro de referencia para el desarrollo de este tipo de actividades, el
Auditorio y Palacio de Congresos de Beiramar es el edificio idóneo para ocupar
ese vacío existente en nuestra ciudad y ser además un importante motor
económico.
Tras las
experiencias positivas del Palacio de Congresos de Santiago y de A Coruña
(gestionados por iniciativa privada) el Auditorio de Vigo puede aprovechar el
mercado local generado por algunas instituciones como el IFEVI y ampliarlo, ya
que aún tiene un amplio margen de desarrollo.
Pero además de
las razones económicas, la construcción del Auditorio también se justifica desde
el punto de vista cultural. Nuestra ciudad carece de un recinto adecuado para
albergar óperas o conciertos sinfónicos.
Para crear un
edificio de tal envergadura se precisa una fuerte inversión, tanto pública como
privada. Como el Auditorio presenta una rentabilidad reducida en comparación
con la inversión que requiere, se planteó desde la Xunta propiciar usos
privados para atraer
la iniciativa privada dentro del mismo. Los usos privados propuestos en un
principio fueron un hotel, aparcamiento y centro comercial, todos
complementarios con la actividad congresual.
La inversión necesaria para
construir el Auditorio en un principio ascendió a 43,3 millones de euros, de
los que 3,5 correspondían a la demolición del edificio de Casa Mar y 39,8 a la
construcción del nuevo edificio. Finalmente, después de varios años de
inmovilismo, el proyecto costará 87,9 millones de euros.
El proyecto ganador del
concurso público convocado por la Xunta fue el formado por César Portela e
Idom. Este programa ganador proyectó un auditorio principal con un aforo de
1.470 personas,y un conjunto de salas polivalentes, cuyo número variará entre
15 y 20, con una capacidad de 450 personas. Así mismo, también se prevé una
zona de exposición con una superficie aproximada de 2000 m2 y una zona de
restauración para 700 comensales. Todos estos usos se organizan en torno a un
gran vestíbulo central diseñado como un espacio público abierto sobre la ría.
La apertura del
Palacio de Congresos conlleva también el necesario aumento de las plazas
hoteleras en la ciudad. Actualmente, la oferta hotelera de Vigo se estima en
unas 4.000 plazas. De ellas, 662 habitaciones son las que corresponden a la
oferta hotelera de 3 y 4 estrellas, insuficiente si tenemos en cuenta el aforo
del Auditorio. Se da por tanto una excelente oportunidad para la construcción de
un hotel anexo al edificio. El hotel propuesto
tendría una superficie de 7.000 m2 con una capacidad aproximada de 120
Habitaciones y categoría 4 estrellas. El resto de superficie comercial se
enfocaría a un centro comercial.
La superficie
total correspondía a 25.000 m2 el auditorio, salas y demás, aproximadamente
30.000 m2 para la promoción privada (hotel, centro comercial, etc.) y 30.000 m2
para el aparcamiento.
Sin embargo,
tras varios recortes presupuestarios, el proyecto se tuvo que redefinir para
ajustarlo al nuevo presupuesto. Finalmente el proyecto tendrá una superficie de
47.000 metros cuadrados, 41.000 menos que el proyecto original. Este recorte
afecta al aparcamiento, que quedará con 325 plazas, al hotel, que de 180 camas
pasará a 120 y a la zona comercial, que perderá 7.000 metros cuadrados quedando
finalmente con 3.500.
La parcela
donde se construye el auditorio es la que ocupaba antiguamente el edificio Casa
Mar, en la zona portuaria entre la avenida de Beiramar nº 57 a 59 y la calle
Jacinto Benavente, a ambos lados de la calle Juan Ramón Jiménez, que lo
atraviesa. Prácticamente es rectangular y tiene una superficie de 11.944 metros
cuadrados.
Pudo haber sido un excelente
emplazamiento para albergar el auditorio. No obstante, los ganadores del
concurso consideraron que la rígida estructura de la nave impedía llevar a cabo
un proyecto de esta índole.
Ahora toca
esperar a ver cómo termina el proyecto. Yo particularmente soy bastante
escéptico, aunque soy cauteloso y prefiero esperar a ver el edificio terminado
para opinar.
Sin duda es una oportunidad
única de producir un efecto de regeneración urbanística en una zona actualmente
ocupada por empresas industriales del sector frigorífico y que puede
convertirse en un lugar de referencia en nuestra ciudad.