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domingo, 23 de febrero de 2020

Antigua Estación de Ferrocarril (1878) - Javier Boquerin

La antigua Estación de ferrocarril se proyectó en 1860 por el ingeniero de caminos, canales y puertos Javier Boquerín con motivo del proyecto de ferrocarril de Orense a Vigo.









Aunque su construcción finalizó en 1878, el primer tren no saldría hasta la madrugada del 18 de junio de 1881. Desde ese día, las dos ciudades más importantes del sur de Galicia, Vigo y Orense, quedaban por fin unidas. Como muestra del hermanamiento de las dos urbes se grabaron en la parte más alta del edificio las iniciales de las dos ciudades (V y O).

La estación tenía una disposición en planta en forma de U. Del cuerpo principal partían las dos alas, entre las cuales se situaban los andenes de viajeros con tres vías.

Inicialmente el cuerpo central era de dos plantas y las dos alas laterales eran de planta baja. Posteriormente, en 1923 se lleva a cabo una reforma del edificio y se amplia en una planta la cabecera de los laterales de las alas, haciendo así que el cuerpo central tuviera la misma altura.

Esta parte central es enteramente de sillería labrada y tiene un estilo academicista que se realza con pilastras almohadilladas. Se compone de cinco huecos que dan entrada al vestíbulo, y otros tantos vanos diferenciados.

Las adiciones laterales corresponden a un estilo neoclasicismo. Destacan las dos puertas-ventanas de salida a balcones con balaústres y adornadas de columnas jónicas. Estas adiciones se integran muy bien en el edificio formando una composición volumétrica bien proporcionada.

Con los años la estación iría deteriorándose y notando el paso del tiempo. Además, las voluminosas edificaciones que se iban construyendo en la calle Via Norte fueron arrinconando a la estación y empequeñeciéndola. Y por si esto no fuera suficiente, a finales de los 80 se coloca una marquesina de chapa que afea enormemente el edificio.

Con la construcción de una nueva estación se presenta un proyecto suscrito por Renfe y el Concello de Vigo por el que se aprueba derribar el edificio y en su lugar construir una gran plaza pública.

Ante tal atentado contra el patrimonio de nuestra ciudad, personalidades de la cultura, profesionales del arte, el colegio de arquitectos y algunos arquitectos y políticos se posicionaron en contra del proyecto, lo que propició que la Xunta de Galicia declarase la estación bien cultural.

Sin embargo, el proyecto siguió adelante y a finales de los 90 se desmontaron las piedras que componían el edificio. Desde entonces, estas piedras permanecen abandonadas en una parcela de ADIF en Redondela a la espera de que alguien se acuerde de ellas.